La Periodista Ana Varela, Bilbaína de nacimiento, vive en Madrid y comparte reflexiones con nosotros sobre distintos temas de la actualidad, eso sí con una visión muy personal de la vida.
De su Blog "VARELADAS"
Dicen los científicos que cuando miramos la televisión, nuestro cerebro apenas funciona. Por lo visto, la actividad cerebral pasa de las ondas beta, que son las que se producen cuando el cerebro tiene activas todas sus funciones, a las ondas alfa, correspondientes a un estado de ensoñación, parecido a la hipnosis. Te conviertes en un espectador, alguien pasivo que se limita a recibir lo que le ofrece la “caja tonta“, sin pensar. Como resultado, la mente se vuelve cómoda. Tu cerebro acaba de decir adiós a las operaciones lógicas, a la comprensión y la creatividad: todo eso desaparece mientras miras fijamente el televisor.
La televisión absorbe la atención de una forma hipnótica. Cuanto más enciendes el televisor, más apagas tu mente. El cerebro que ve mucha televisión ( y mucha es más de 3 horas al día) envejece más rápidamente. Y las cifras dicen que los españoles nos sentamos, de media, frente al televisor, entre 4 y 5 horas y media diarias. Lo cual significa que, después de trabajar, comer y dormir, ver la televisión es la “actividad” en la que pasamos más tiempo. De hecho, el 40% de nuestro tiempo libre, lo empleamos en ver la tele. Una actividad, por cierto, bien pasiva.
Si enciendes el aparato y así sigue, puesto todo el día, el sonido de la tele se convierte en la banda sonora de tu vida. Vida y conversaciones reducidas al aparatejo, convertido en el centro de la casa. Tener la televisión encendida, de fondo, como tu particular hilo musical vital, te impide pensar. Además de no disfrutar del silencio, tan benéfico para el descanso mental, tu cerebro empieza a atrofiarse. No puedes pensar, no puedes charlar ( no sea que te pierdas algo importante), es imposible leer. La televisión acaba por convertirte en un zombie hipnotizado, a su merced, cautivo de sus imágenes y sonidos constantes. Alguien que terminará por no saber qué hacer con su vida si, un día, se apaga la televisión. Por si fuera poco, hay estudios que demuestran que cada hora frente al televisor nos resta 22 minutos de esperanza de vida. Igual que fumar, igual que la falta de ejercicio, igual que la obesidad, sentarse frente al televisor es nocivo para la salud. Física y psicológicamente.
Verás a Mamen Mendizábal avanzarte en “Más vale tarde” alguna de las noticias que oirás una vez más dentro de un rato, en el telediario de Cristina Saavedra, o podrás ver a Miguel Ángel Revilla entrevistado casi todos los sábados por Iñaki López en “La sexta noche” y acabarás por pensar que ese hombre está en plantilla en la cadena, y luego te darás cuenta de que no, al verle de invitado en la casa de Bertín Osborne. Escucharás las mismas noticias con media hora de diferencia, si cambias de canal, o entrarás en el bucle permanente de las noticias del canal 24 horas, que no quiere decir que estás informado las 24 horas del día con noticias diferentes, sino que 24 horas al día se te repetirán, una y otra vez, las mismas noticias, como en un interminable día de la marmota.
A lo mejor tu cabeza está ya totalmente vacía o, peor aún, llena del contenido mayoritario de las televisiones, es decir, de la publicidad. La televisión se gana la vida con la publicidad. La publicidad vive de las ventas. Interesa que compres. Y cuanto más aletargado estés, mejor blanco comercial serás y, previsiblemente, más comprarás. Al final, con un poco de suerte, te conviertes en el perfecto comprador. Pregúntate por qué hay tanta publicidad en los programas. Propaganda de la que es imposible escapar en las cadenas privadas, que prefieren arriesgarse a pagar las reiteradas y millonarias multas impuestas por la CNMC a cumplir la regulación publicitaria, le pese a quien le pese. La normativa establece 12 minutos de publicidad como máximo por cada hora natural de programación. Atresmedia y Telecinco (y, con ellas, todas las cadenas que las componen) son periódicamente multadas por incumplir la normativa. Incluso RTVE lo ha sido por publicidad encubierta.
Dicen que los libros de caballerías secaron el cerebro de Don Quijote. En estos tiempos, en que ya no hay Quijotes ni libros de caballerías, muchos cerebros andan secándose gracias a la televisión.
Tras un mes de concentraciones semanales en el Centro de Salud de Carmona, médicos y usuarios recorrerán mañana las calles de la ciudad para exigir solución ante el déficit de facultativos en la Atención Primaria, Pediatría y Urgencias. Ayer una caravana de vehículos anunció la movilización y convocó al vecindario.
La sala de exposiciones de los Bajos del Ayuntamiento recoge en estos días una muestra artesanal de pasos en miniatura realizados por Antonio Suárez "Ventura". Un total de treinta seis piezas dejan constancia de una afición de reminiscencia infantil con la que ofrece una visión suigéneris de la Semana Santa.
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