“Tras los cuarenta años, sin carnavales…” Así comenzaba la presentación de aquel famoso coro gaditano (Los Dedócratas) con el que tuve la suerte de participar en 1977 en la recuperación del carnaval de Cádiz. Hoy toca recordar –será síntoma de senectud- otros cuarenta años, pero en esta ocasión de la resurrección del carnaval de Carmona. Y lo escribo, no sólo para darme el gustazo de disfrutar del chocheo carnavalesco, sino también para acentuar rúbrica del compendio escrito en 2006 y títulado “De libertad Incurable. Historia del Carnaval en Carmona”, en el que, además de disfrutar de sapiencia, descubrí algo más del Patrimonio de este pueblo que se vende más por sus piedras que por sus hombres.
Así, puesto a no dejar pasar la efeméride, le participo que hace exactamente cuarenta años, unos cuantos chalaos nos lanzamos por las calles de Carmona a celebrar una fiesta perdida y víctima del odio ancestral de los enemigos de la libertad. Aquel 20 de febrero de 1982 fue un hito histórico en la ciudad: las murgas volvieron a dar testimonio de una religión que proclama por doquier la rebeldía ante lo impuesto; la sátira como conjuro literario; el ingenio como don natural y la burla con animus iocandi, como se diría ante la jurisprudencia censora.
Hoy el Matacán recuerda a todos aquellos chalaos con nombres y apellidos que asumieron el papel de desenterradores y que, a base de coplas, papelillos y serpentinas, dieron nueva vida al don Carnal carmonense:
Por la calle del Caño salen disfrazados los de La Cultural, con tipo de celadores de un manicomio (Los Loqueros de Carmonilandia). A más de un componente le costó trabajo poner pie en la calle… Y tras varios intentos, previa afinación de voces a base de manzanilla del Puerto de Santa María, marcaron tipo camino del Arrabal. Y sonó la copla. “Amigo carnaval/ Carmona quiere darte un saludo/ poniendo un antifaz/ sobre la estrella/ de nuestro escudo.” La caja y el bombo tocaron a arrebato por el barrio, mientras la chiquillería buscaba acomodo entre el personal, y los vecinos, tras asomar la cabeza del zaguán, se arremolinaban para dar crédito a la buena nueva. El pasodoble sonó a gloria por la calle Tahona, como recién sacado del horno; el cuplé sonó a chanza y mojiganga por San Francisco y el popurrí desplegó velas en la sede Giraldilla como homenaje a quienes portaron antorchas por catacumbas beneméritas.
La murga de Los Atómicos no tardó en unirse al jolgorio para dar fe solidaria del acontecimiento. Gente joven que tomó el relevo de la generación de la posguerra para subirse al altar de la Fuente de los Leones y marcar aires “Esparteros”. La mascota, el pañuelo granate, chaquetilla a rayas celeste y el pantalón de tergal sirvieron de tipo místico bajo una dirección bolera de blanco inmaculado y batuta con ganas de futuro. Bajo el viejo león de piedra alcoriza, un bombo de pellejo resabiado y delicado platillo marcaba la auténtica imagen de la resurrección del carnaval.
A escasos metros, en el portal de la Sala de Fiestas, la murga de Los Currantes marcaba en la escalinata de Los Tranquilotes, que era posible la compatibilidad del currelo y el cachondeo. Todos sus componentes, currantes de mono y casco, de metro de bazar y lápiz coplero de peritaje “Montesco”, formaron parte de aquel triunvirato popular que levantó los cimientos de una fiesta que hoy, tras los cuarenta años, entrega hasta galardones de fidelidad.
Son las once de la mañana del domingo 21 de febrero de 1982, centenares de niños acuden disfrazados a la concentración en la Plaza de Arriba. Una pancarta invoca, cual manifestación popular, el deseo volver a ser lo que fuimos. Cuarenta años después, le preparo el disfraz a mi nieto: La batalla valió la pena.
(A la derecha, la lista de los componentes de la chirigota Los Loqueros de Carmonilandia (1982). Se expone la misma para su identificación al llevar antifaz en las fotografías arriba editadas. Los componentes de Los Atómicos y de los Currantes están perfectamente reconocidos en las imágenes)
Tras un mes de concentraciones semanales en el Centro de Salud de Carmona, médicos y usuarios recorrerán mañana las calles de la ciudad para exigir solución ante el déficit de facultativos en la Atención Primaria, Pediatría y Urgencias. Ayer una caravana de vehículos anunció la movilización y convocó al vecindario.
La sala de exposiciones de los Bajos del Ayuntamiento recoge en estos días una muestra artesanal de pasos en miniatura realizados por Antonio Suárez "Ventura". Un total de treinta seis piezas dejan constancia de una afición de reminiscencia infantil con la que ofrece una visión suigéneris de la Semana Santa.
Rafael Rodríguez, presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla (APS) disertó ayer, dentro del marco de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide en Carmona, en el seminario titulado “¿Hacia dónde va el periodismo? Entre el poder, la mentira, la tecnología, el modelo de negocio y un futuro por determinar”.
La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico en funciones de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo Fernández y el rector de la Universidad Pablo de Olavide, Francisco Oliva Blázquez, entre otras autoridades académicas y municipales, han inaugurado hoy la XX edición de los Cursos de Verano de la UPO.
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