(Manolo Buzón ante la puerta de la ermita)
Como cada año por estas fechas, así de pasada y sin mucha trascendencia, en determinados círculos carmonenses suena el nombre de san Mateo. La mayoría de los contertulios se refieren al enclave de la ermita del mismo nombre, muy pocos al santo de referencia, y casi nadie a la historia que encierra. Trabajos específicos sobre lo concerniente a la festividad y sus raíces mundanas en Carmona, hay de sobra, por lo que no entramos en ellos de manera didáctica. Centramos pues nuestra atención en su ermitaño; aquel que salvó de la ruina total al edificio medieval de la ermita de san Mateo y consiguió que llegara en pie hasta nuestros días. Su nombre: Manuel Buzón Fernández.
Lo de ermitaño le viene como anillo al dedo, aunque sólo le faltó lo de vivir en la ermita, si bien lo podemos dar por supuesto, y lo de cuidar de ella para qué les vamos a contar. El mismo Manolo (licencia concedida) nos los va a desgranar para EL GRIFO. Lo hemos abordado en la Plazarriba, o de San Fernando, el monarca padrino del santuario… “Todo empezó un día que salí a correr junto a mi hermano Javier, y tiramos por el caminillo viejo y llegamos a San Mateo. Al pasar por la ermita observamos que las puertas estaban tiradas… Allí entraban hasta las vacas”. A partir de ese momento la respuesta a una reflexión interior no se hizo esperar: “A esto hay que darle una solución. Es una pena que una ermita del s-XIII, de arte mudéjar sevillano, esté en esta situación”.
Desde entonces, el calificativo de universal se hace realidad. Manolo emprende una inusitada labor archivística y a implicar a las autoridades municipales en su objetivo. “Conseguí el compromiso que en cada presupuesto anual se dedicara una partida para la ermita y el apoyo de mano de obra del personal de empleo comunitario”. En el apartado de investigación las complicaciones eran mayores, pues toda la documentación histórica se almacenaba de manera caótica por dependencias abandonadas del Ayuntamiento sin mantenimiento alguno. “Tuve que interrumpir una reunión del alcalde, para que parase a unos operarios que tiraban legajos medievales a la calle por un balcón en plan de limpieza”.
Manolo consigue para la ermita una primera ayuda de 900.000 pesetas (5.409 euros) “que duró una semana para escaso material y para las quince o veinte personas que mandaban del paro”. Así, desde aportes comunitarios hasta “una rifa con la que se pagó la puerta de madera del patio” comienza una tarea que le llevará 22 años de trabajo en la rehabilitación del inmueble. Pero, además, la labor la extiende a enseres municipales históricos; como las mazas de plata del consistorio del s-XVI y los trajes de los maceros que hoy acompañan a las autoridades a la ermita.
Una obra de inversión importante de ocho millones de pesetas (48.080 euros) hizo posible la consolidación estructural de la ermita en la que Manolo siguió como eremita universal haciendo tareas de todo tipo, desde el blanqueo de temporada, albañilería, carpintería, electricidad, jardinería… que compaginaba con su actividad investigadora. Así, llega en 1986 una publicación de su autoría y firma con el título de “La Ermita de San Mateo”, en el que subraya en su portada: “Un monumento del siglo XIII, abandonado, recuperado para Carmona”. Después de más de dos décadas de servir a uno de sus sueños, tuvo que abandonar la labor para atender su negocio de hostelería, porque ambas llegaron a ser incompatibles.
Ayer, desde la Plazarriba bajamos a San Mateo. Hace años que no visita la que fue casi su casa. A cada paso que damos, Manolo ahonda en recuerdos: “La campana de la espadaña se la llevaron a El Viso del Alcor. Estos ladrillos, se los encargamos al barrero, costaron cien pesetas cada uno, son de 20x30. Hubo un operario que metió su coche hasta dentro de la ermita para llevarse los ladrillos… Llegué a tiempo. El altar de sillares lo mandó tallar la marquesa de los Ríos. El ara está en el altar de la Virgen de Gracia en la prioral de Santa María…” Y hay tiempo para asomarse a la vega desde la terraza para apuntar soluciones a los contrafuertes del edificio y para las conducciones de agua que corren en el subsuelo de la ermita.
Mañana, 26 de septiembre, las autoridades locales desfilarán bajo mazas camino de San Mateo desde la Casa Consistorial por extramuros de San Felipe para conmemorar la efeméride histórica de la conquista de Carmona. La Historia también tiene soldados de a pie que, sin enarbolar estandarte alguno, supieron defender y salvar el patrimonio carmonense cuando presentaba heridas de muerte. Uno de ellos tiene nombre y apellidos: Manuel Buzón Fernández. Sus armas: Sabiduría y Cultura.
Tras un mes de concentraciones semanales en el Centro de Salud de Carmona, médicos y usuarios recorrerán mañana las calles de la ciudad para exigir solución ante el déficit de facultativos en la Atención Primaria, Pediatría y Urgencias. Ayer una caravana de vehículos anunció la movilización y convocó al vecindario.
La sala de exposiciones de los Bajos del Ayuntamiento recoge en estos días una muestra artesanal de pasos en miniatura realizados por Antonio Suárez "Ventura". Un total de treinta seis piezas dejan constancia de una afición de reminiscencia infantil con la que ofrece una visión suigéneris de la Semana Santa.
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