(Fotos: A. Bermudo)
El sol ponía reparos a primeras horas de la mañana ante el amago de alguna nube indiscreta que cabalgaba a lomos del levante. Pero la luz se hizo desde lo alto para acompañar a uno de sus hijos predilectos, antes de abandonar el escenario de los sueños y emprender camino al firmamento de los artistas. Allí lo esperan sus hermanos de caballete carmonense, de lienzos blancos de cal, de pinceladas revoltosas… Arpa, Jaldón… para bajar a la vega, adentrarse en los recovecos del Corbones, y extender los achacales donde apuntara el maestro. El paisaje es tan inmenso que, a la vuelta y bajo el brazo, llega a pie de muralla el tesoro más preciado como conquista de una batalla sin cuartel entre luces y colores.
Manuel Fernández García, el querido por todos, “Manolín”, el pintor costumbrista para las academias y galerías de arte, el de los patios preñados de primavera, el de las torres del mediodía, el del escarpe, el de la Puerta de Sevilla, el de las vírgenes de Gracia… echa hoy su “alma a rodar por una ladera, a ver si alguien la detiene y la besa”, como escribiese nuestro paisano Requena. Hora es pues de abrir la caja de óleos, ajustar la tablilla correspondiente y dejar que ruede, sin ataduras ni compromisos comerciales, el alma de una Carmona que se extendió por el mundo rodeada de buganvillas, de geranios, de almenas, arquillos y mercadillos campesinos. Y en cada plaza, el jumento, el cántaro de barro de San Mateo o del Barranquillo y la vendedera… en un ambiente tan sencillo y tan andaluz que hasta las sombras agradecen las transparencias de su creador.
Manuel no sólo transmitió su arte innato por toda Carmona desde su estudio del Postigo, le dejó algo más importante y lejano a propuestas de pinceles y paleta: Ilusión. Que por enero era, por enero, cuando la magia se desborda a raudales bajo la batuta del artista, cuando de la nada surgen caballos voladores, mariposas multicolores, dioses del oriente, castillos en el aire… Y la Carmona resplandeciente de Manolín, se transforma, desde el crepúsculo, en la noche más esperada del año. Y en cada calle un flash: Por el Paseo, los delfines vuelan entre mesones; por el Arco, la máscara del Faraón se
insinúa en el escaparate de Paco Vago; en la Plazarriba, la estrella
se hace lucero entre aplausos goyescos; Vendederas se estrecha como canal gondolero y veneciano… Y así, en cada tramo, pudimos soñar con la mirada puesta en el balcón de casa o en el ventanuco del patio de vecinos.
Hoy, las nubes abandonaron en procesión la retahíla de cirios blancos, porque los jazmines del Jardinito aún están por llegar. Así que, el Descendimiento avisó con toque de muñidor de que por mayo las jacarandas ponen alfombras violetas por la calle de Carpinteros, por la que “todo se nos va algún día”. Y tal vez, al llegar al antiguo convento de dominicos, suene un órgano celestial para acompañar la voz de un barítono junto a la familia a la que acompaño en sentimientos:
“Que por mayo era por mayo, cuando hace la calor…” cuando los girasoles despuntan al pie del alcor/ cuando el trigo se atesora, entre el Corbones y el Rubicón./ La cigüeña del Postigo dio aviso de dolor/, aviso de despedida para el por siempre pintor,/ hijo predilecto de esta tierra, predilecto de una generación/,
de la que nuestros padres forjaron una Carmona con pasión.
Honor a todos sus hijos, que hijos y hermanos son.
Tras un mes de concentraciones semanales en el Centro de Salud de Carmona, médicos y usuarios recorrerán mañana las calles de la ciudad para exigir solución ante el déficit de facultativos en la Atención Primaria, Pediatría y Urgencias. Ayer una caravana de vehículos anunció la movilización y convocó al vecindario.
La sala de exposiciones de los Bajos del Ayuntamiento recoge en estos días una muestra artesanal de pasos en miniatura realizados por Antonio Suárez "Ventura". Un total de treinta seis piezas dejan constancia de una afición de reminiscencia infantil con la que ofrece una visión suigéneris de la Semana Santa.
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