(Foto:/Miguel Infantes)
Juanma, no sabes cuanta alegría me da verte de nuevo pasear por Carmona, bajo los arcos de la Puerta de Sevilla y disfrutar del entorno, de las piedras milenarias que hacen de nuestro pueblo un lugar idóneo para reflexionar sobre la Historia del hombre, de Andalucía, de Hispania y la Humanidad. Si te eligieron presidente de la patria de Blas Infante, como a Fernández Viagas, Escuredo, Rodríguez de la Borbolla, Chaves, Griñán y Susana Díaz, es imprescindible que tu séquito te explique que, Carmona no es una ciudad más que se deja llevar por los avatares de unas urnas con tapadera verde. Por aquí pasaron, no hace tanto, muchos de tus colegas de proximidad ideológica. Recuerdo por el mismo itinerario que hoy pisas a Hernández Mancha, Verstrynge, Becerril, Arenas, Zoido… Todos admiraron nuestra singular belleza y dejaron constancia de ello en sus discursos, pero ninguno llegó con la vitola del poder andaluz.
Juanma, hoy te he visto llegar a Santa Ana para, entre otras cuestiones -la última como reseña de tu discurso- apoyar a Carmona como candidata a Patrimonio Mundial de la Unesco. Me imagino que te habrán puesto al día de cuánta riqueza monumental disfrutamos los carmonenses. Pero al escucharte, me da la impresión que sólo te hablaron de la jaula dorada del dicho popular sobre Carmona, tan manido como tan cierto. Has puesto pica en Flandes, con alfombra incluida. Una alfombra que en Carmona siempre fue roja, y sigue del mismo color, pero con el pedigrí local de actualidad de ser parte de un desfile, de pasarela, y no de su significado más profundo. Así, lo manifiestan las urnas con tapadera sepia y verde.
Juanma, como público que no olvida las visitas del poder a Carmona, en las que tuve la suerte de estar cerca de liderazgos varios para informar, me han llamado mucho la atención tres cuestiones de tu presente cita carmonense dignas de anotar en los archivos. La primera es la placidez con la que pudiste pasear y orar –en Santa Ana- sin ningún tipo de escrache. No sabes, qué de malos ratos pasaron tus antecesores en el cargo cuando llegaban de la capital para cumplir con su agenda política. Nunca faltaron reivindicaciones del pueblo, fuese quien fuese el visitante. La segunda extrañeza la observo en tu discurso: ningún presente tangible para los anfitriones, salvo el apoyo institucional a la candidatura Unesco; nada extraordinario y más protocolario que otra cosa. Y la tercera, la inversión del papel reivindicativo: Ante la falta de reivindicación popular, el presidente reivindica a su homólogo central con un rotundo “ya”.
Juanma, ya que nadie te ha informado de la realidad carmonense, salvo lo bonita que es, está y estará Carmona, me tomo la molestia de usar tu “ya”. Así que “ya” podrías haberte dado un paseo por el Centro de Salud y compartir con usuarios y personal médico la situación que se vive a diario. “Ya” podrías haberte dado una vuelta a escasos metros de Santa Ana, para compartir con los parados carmonenses la urgencia de medidas contra el desempleo. “Ya” podrías haberte dado otra, por el Hospital de San Pedro, y comprobar la demanda de solicitudes de ancianos que esperan plaza geriátrica, mientras sigue cerrada La Caridad”. “Ya” podrías haber recorrido los barrios históricos vacíos de vecinos y su caserío en venta, mientras la juventud busca desesperadamente una vivienda…
Juanma, no sabes cuanta alegría me da verte de nuevo pasear por Carmona. No olvides que Carmona no es sólo la Puerta de Sevilla, Santa Ana, la Necrópolis… Gracias por apoyar la candidatura de la Unesco. Juanma, de lo otro… ¡Ya, ya, ya!
Tras un mes de concentraciones semanales en el Centro de Salud de Carmona, médicos y usuarios recorrerán mañana las calles de la ciudad para exigir solución ante el déficit de facultativos en la Atención Primaria, Pediatría y Urgencias. Ayer una caravana de vehículos anunció la movilización y convocó al vecindario.
La sala de exposiciones de los Bajos del Ayuntamiento recoge en estos días una muestra artesanal de pasos en miniatura realizados por Antonio Suárez "Ventura". Un total de treinta seis piezas dejan constancia de una afición de reminiscencia infantil con la que ofrece una visión suigéneris de la Semana Santa.
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