Tal vez, el carnaval como primera fiesta participativa del año, se haya visto afectada tras los rigores de una larga pandemia que aún lastra recortes en cuanto a aglomeraciones, temor y precauciones sanitarias. Así, al menos se hizo notar en el desfile que, ayer, recorrió parte del Arrabal carmonense, para dar por finalizadas las carnestolendas de 2022, a pesar de que hoy es Domingo de Piñata, según la tradición.
Desde la nave de Hytasa donde se ubica la Asociación Carmonense del Carnaval, salió el desfile oficial del festejo con varias carrozas ocupadas con los “luceros”, a modo de cabalgata festiva, en la que no faltó, en una de ellas, música enlatada con el correspondiente cortejo de animación. Como preludio, una charanga animaba el desfile, al que le seguían los primeros disfraces, en los que destacó, como en toda la presente edición carnavalesca, el doble del alcalde –miembro de la chirigota Welcome to Carmona-, al que el público lo invitaba a voces: ¡Que baile el alcalde!
La moderada participación popular, comparada con otros años, se vio acrecentada de manera positiva con la presencia de las agrupaciones –chirigotas y comparsa locales- incluidas las dos callejeras, que pusieron color, humor y coplas a lo largo del recorrido. Fría como la tarde y noche, la ausencia de grupos de jóvenes al desfile se hizo notar en demasía. La Asociación Carmonense de Carnaval y, sobre todo, el Ayuntamiento de Carmona, tienen tiempo por delante para tomar nota del presente y debatir el futuro de la fiesta que ocupó supremacía en toda la provincia de Sevilla.
Tras un mes de concentraciones semanales en el Centro de Salud de Carmona, médicos y usuarios recorrerán mañana las calles de la ciudad para exigir solución ante el déficit de facultativos en la Atención Primaria, Pediatría y Urgencias. Ayer una caravana de vehículos anunció la movilización y convocó al vecindario.
La sala de exposiciones de los Bajos del Ayuntamiento recoge en estos días una muestra artesanal de pasos en miniatura realizados por Antonio Suárez "Ventura". Un total de treinta seis piezas dejan constancia de una afición de reminiscencia infantil con la que ofrece una visión suigéneris de la Semana Santa.
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