«Pa Navidad, otra ve confinao», así lo proclamaba a la clientela, Miguel; un veterano camarero célebre por su diversidad profesional en locales de categorías varias, mientras recorría la barra del restaurante con la mascarilla descolgada a modo de barba Papá Noël. Que por mayo era, por mayo. Y va camino de no equivocarse, salvo que él y muchos ciudadanos fuera del gremio hostelero se tomen lo de la mascarilla como medida de seguridad para todos y no como adorno festivo o recurso romántico de diseño. Lo que muchos auguramos hace meses, incluido Miguel, con protección o sin ella, parece que tiene visos de realidad.
Como una ola, y no precisamente soñadora y amorosa como la que cantaba Rocío Jurado, nos ha llegado el virus a modo de sunami desde la Puerta de Córdoba a la Necrópolis. Ya no hay rincón en Carmona libre del Covid. Y raro es el día que no leemos en las redes sociales un aviso de negocio en el que se hace público el contagio de personal y el consiguiente período de cierre por cuarentena. Esta segunda ola llega con mala leche y a por todas. Y sin querer hacer cenizas de árboles caídos, habría que recordarles a muchos paisanos, de todas las ideologías, de todas las creencias, de todo nivel cultural, y sobre todo a los que se dicen representar al pueblo al que piden responsabilidad, el ejercicio de la ejemplaridad como norma de vida social y de solidaridad. Si alguien se siente aludido, allá él, pero desde el levantamiento del estado de alarma, hemos contemplado situaciones irresponsables en privado, en público, en bodas, bautizos, comuniones, botellonas, arroces… y barbacoas.
No es hora de lamentos y llantos de plañideras ante lo que tenemos encima. Ya lo señalé con anticipación y en este mismo medio de comunicación: Carmona requiere la unidad política del Consistorio ante la actual pandemia. Llámenle como quiera: Gabinete de crisis, Mesa contra el Covid, Comité de Defensa contra la pandemia… De nada nos valen batallitas de tres al cuarto cuando una parte importante de la población está confinada, otra no dispone de servicios sanitarios, otra maldice a los gobiernos y la más afectada llora a sus muertos. La unidad de acción ante las crisis es factible si hay voluntad para ello. Y como dice la tira del comic: «Aquí no hay extrema izquierda, ni extrema derecha… Aquí lo que hay es extrema pobreza, extrema ignorancia y extrema corrupción”. Si hay otras alternativas, hora es que se hagan públicas, porque pintando mascarillas para su venta con los escudos de los equipos de futbol, de la hermandad, de la asociación, o insignias patrias, estaremos haciendo negocio o proselitismo, pero nunca afrontando el problema.
Ha llegado el momento de demostrar que Carmona no sólo es un pueblo con historia. Es hora de dar la talla en el presente y hacer historia para el futuro. Nuestro presente tiene un enemigo que estaba hace meses a las puertas, pero que hoy lo tenemos dentro, en cada barrio, en cada calle y en cada casa. De nada vale silenciar datos, situaciones o sucesos de la vida cotidiana, aunque sean nefastos, con la excusa de la alarma. Los tiempos del paternalismo, el proteccionismo y la censura quedaron atrás. Hoy necesitamos más que nunca la transparencia informativa a todos los niveles, y en el caso que nos ocupa con mayor amplitud si cabe. Sabemos de sobra que hemos perdido un tiempo irrecuperable para ganar la batalla a la pandemia, pero aún disponemos de capacidades humanas para levantarnos de la caída y ganar la guerra. La victoria sólo depende de nosotros. De todos.
El joven cineasta, Mateo Cabeza Rodríguez, de profundas raíces familiares en Carmona, da un paso de gigante en su carrera cinematográfica con un documental cortometraje seleccionado para competir para los premios Goya. "Paraiso" es una obra de arte realizada en una habitación del Hospital Infantil Virgen del Rocío de Sevilla.
Según la OMS, lavarse las manos puede ayudarnos a prevernir hasta 200 enfermedades.
Un gesto tan sencillo y que muchas veces olvidamos, como es lavarse las manos, puede ayudarnos a tener mejor salud
Nuestras abuelas y abuelos han superado una Guerra Civil, la hambruna posterior, han vivido en su mayoría lo que significa una dictadura, han peleado por nuestros derechos, han trabajado duramente para que ahora tengamos las comodidades y el bienestar del que disfrutamos, nos han criado…han sido nuestros héroes y ahora les toca pagar una factura demasiado alta con el virus del COVID-19.
Y es que hoy hace dos años que entré en un quirofano para comenzar a ganarle la batalla al cáncer. A la misma hora que escribo estas líneas, el Doctor Javier Valdés, cirujano del Hospital Virgen Macarena, estaba operándome junto con su equipo. Después de siete horas en el quirófano, una ileostomía y casi dos días vigilado en la sala especial postoperatoria, me trasladaron a mi habitación en la tercera planta del hospital donde me esperaba mi famila, llegué que casi no podía moverme y con el cuerpo "cortado" como le dije a la enfermera, quien me contestó con todo su arte, "no vas a traer el cuerpo cortado si te acaban de operar.....
"De momento, soplo velas y le hago partícipe de uno de los párrafos del primer artículo escrito a finales del verano septembrino de 2002 y que hoy sigue vigente como aclaración del porqué del Matacán: «Sobre lo alto de la Puerta de Sevilla reclama la atención de cuantos reparan en observar el Alcázar de Abajo...."
Personas sencillas de nuestro pueblo como Esther, Cristina, Mari, Ana, José Manuel, Macu, Manoli, Pili, Fran, Antonio, Loli, Mancera, Isa, Olalli, Pepe, Montse, menta y lavanda (la llamo así porque es como aparece en su perfil de wasap), Mi amiga Gertrudis (que las está cosiendo por mí, al haberme cortado un dedo y no poder hacerlo yo) y a nuestra Concejala de Educación, formación y empleo Angélica Alonso y su compañera María José CastejónConcejala de Servicios Sociales e Igualdad.
Escribe tu comentario